La civilización teotihuacana fue una de las culturas más importantes y enigmáticas de Mesoamérica. Se desarrolló en el periodo clásico, entre los años 200 y 650 d.C. en la región central de México, específicamente en el valle de Teotihuacán.
Teotihuacán, que en náhuatl significa “el lugar donde los dioses fueron creados”, fue una ciudad-estado que alcanzó su máximo esplendor durante el siglo IV d.C. Se cree que llegó a tener una población de más de 100,000 habitantes, convirtiéndola en una de las ciudades más grandes del mundo en ese momento.
La arquitectura teotihuacana se caracteriza por sus monumentales pirámides y templos. La Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna son los dos edificios más emblemáticos de la ciudad. Estas estructuras imponentes reflejan la importancia que se le daba a la religión en la sociedad teotihuacana.
Los teotihuacanos también fueron expertos en la producción de cerámica, textiles y trabajos en piedra. Sus artesanías eran muy valoradas y se encontraban en toda Mesoamérica. Además, se destacaron por su habilidad en la agricultura y el comercio, estableciendo rutas comerciales con otras ciudades como Tikal y Monte Albán.
Estructura social
Una de las características más intrigantes de la civilización teotihuacana es su gobierno. Aunque no se sabe con certeza quiénes gobernaban la ciudad, se cree que era una sociedad altamente jerarquizada, con una élite gobernante que controlaba los aspectos políticos, religiosos y económicos de la ciudad.
La caída de Teotihuacán es un misterio. Se han propuesto varias teorías, que van desde conflictos internos hasta invasiones extranjeras. Lo cierto es que la ciudad fue abandonada y quedó en ruinas alrededor del año 650 d.C.
A pesar de su desaparición, la influencia de Teotihuacán perduró en las culturas posteriores de Mesoamérica. La ciudad fue considerada sagrada por los aztecas, quienes la visitaban como un sitio de peregrinación. Incluso hoy en día, Teotihuacán es uno de los destinos turísticos más populares de México.
En conclusión, la civilización teotihuacana fue una de las más importantes de la antigua Mesoamérica. Su arquitectura monumental, su habilidad en la producción de artesanías y su influencia duradera la convierten en un legado invaluable para la historia de México y del mundo.
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